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5 pasos para tener un huerto en casa

Cada vez somos más conscientes de que una alimentación sostenible y libre de químicos ofrece una mejora considerable en nuestra salud y sistema inmune.

Cuántas veces hemos salido a nuestra terraza o balcón e imaginamos como sería si tuviéramos un pequeño cultivo sostenible que nos abastezca de plantas aromáticas, flores o hasta alguna fruta de temporada. Es una idea viable hasta que nos paraliza el miedo a hacerlo mal o no tener las herramientas necesarias. Pero, a pesar de lo que se piensa, la creación de un huerto en casa no es complicada. Repasemos como, con solo cinco pasos, podremos hacerlo realidad.

1. Acondiciona el espacio

Lo primero que deberíamos descubrir es la orientación que tiene nuestro espacio. Esta información nos servirá para entender qué tipo de luz tenemos, y por lo tanto, qué plantas podremos tener. La orientación hacia el norte es la más favorable, con esta tendremos sol directo durante todas las horas; la orientación hacia el este nos proporciona sol por la tarde y sombra por las mañanas; la orientación hacia el oeste, al contrario que la anterior, ofrece sombra por las mañanas y sol por las tardes; por último, la orientación menos favorable es hacia el sur, donde tendremos luz solar indirecta durante casi todo el día.

Sea cual sea nuestro tipo de luz, los expertos aconsejan la técnica del cultivo protegido o sombreado para los huertos en casa. Este modo de cultivo sostenible mejora la cosecha y protege a las plantas de las condiciones climatológicas desfavorables (sol, viento o calor excesivo).

Para conseguir esta mejora considerable en la calidad y rendimiento del cultivo solo basta colocar un toldo o pérgola. Un modelo muy útil para una terraza es la pérgola Alero de Sahara; que, al ser retractable, protege de la lluvia y el sol cuando sea necesario y puede encogerse en los momentos favorables para las plantas. Si en cambio buscamos algo que se adapte a nuestro balcón, podemos pensar en el toldo Turpan de Sahara, idóneo para evitar golpes de calor o quemaduras en las hojas que puedan echar a perder la cosecha. El sombreado aumenta la producción y la calidad de la cosecha sobre todo en hortalizas y arbustos frutales como el arándano.

2. Busca el mejor material para tu maceta

Los materiales que usamos pueden afectar de forma positiva o negativa a nuestro cultivo, dependiendo de cuál usemos.

Las macetas de toda la vida son las de cerámica. Su porosidad ayuda a mantener la humedad en su interior y, por lo tanto, regula la temperatura. Además es el material más perdurable a pesar de que estará constantemente expuesto a cambios de temperatura, sol y lluvia.

Otro de los materiales bastante útiles en una maceta es la madera. También es poroso, por lo tanto, es amigable para el ambiente interior de la maceta. Además, si se trata correctamente, la madera puede ser muy duradera.

Por último, el plástico es útil por su ligereza, por lo que es ideal para huertos verticales o que se encuentren sobre algún tipo de mesa o repisa y son mucho más económicos que los anteriores. El inconveniente con este material es que no es muy resistente a las condiciones de la intemperie, pero es perfecto si elegimos plantas de temporada y necesitamos cambiar de contenedor periódicamente.

3. Sustratos orgánicos

La idea de tener un huerto en casa es saber con claridad que ese producto será 100% libre de químicos en todo su camino de vida. Los sustratos orgánicos, además de ser los más amigables con el medio ambiente y con nuestros organismos, son más ligeros, por lo tanto no sobrecargarán nuestros balcones o terrazas.

Otra de las ventajas importantes de usar sustratos orgánicos es que son mejores para la retención de nutrientes y actúan como abono natural en nuestras plantas.

Los más comunes son la fibra de coco y el vermicompost (residuo orgánico digerido por una lombriz). La mezcla de ambos componentes provee a la planta del balance que necesita.

4. Elección de plantas y semillas

Los expertos recomiendan que si vamos a plantar por primera vez, usemos plantas de temporada, es decir, aquellas que solo viven durante una estación determinada. Éstas se beneficiarán del clima y de las temperaturas del momento y nos facilitarán el trabajo de cuidado si estamos empezando.

Dependiendo de la estación del año en la que nos encontremos podemos elegir unas u otras. Por ejemplo, si pensamos plantar en la próxima primavera-verano, los frutos de temporada son los tomates, calabacín y pimientos.

Si en cambio estamos pensando en plantar para el invierno, las acelgas y espinacas son la mejor opción. La lechuga es muy adaptable a las condiciones climatológicas, y si contamos con un buen toldo que la proteja de las temperaturas más altas y el sol, podremos tenerla durante todo el año.

5. Agua para tus plantas

El riego es una de las partes más importantes en el cuidado del huerto. Es necesario saber cuánta agua usar, porque no todas las plantas requieren la misma cantidad. Una plantación puede morir tanto por falta de agua como por exceso de ella.

Lo ideal es regar las plantas a diario por la tarde o noche, para que se aproveche mejor el agua. Usar una regadera es la opción más favorable para los pequeños huertos; ya que facilita el regado lento. Si el agua cae de golpe sobre la tierra, se pueden generar grietas que impedirían que las raíces absorban bien el agua.

Sabiendo esto podemos empezar desde hoy y en dos o tres meses veremos los resultados. Tener un huerto en casa es una buena forma recuperar buenos hábitos de alimentación al estar seguros de las condiciones en las que están naciendo nuestros frutos.